Cap. 25 - Estudios y deporte
Vuelta al cole, y los mismos problemas de siempre. Sobrecarga de trabajo, horas y horas sentad@s en un pupitre, y la misma incompatibilidad de siempre. Estudio y deporte aun no van de la mano.
El 6 de septiembre, la mayoría de centros educativos españoles han empezado un nuevo curso. Nuevas clases, nuevos retos, y la sensación de hacerse un poco mayor en la piel de muchos de nuestros jugador@s.
Como maestro de Educación Primaria, y entrenador de baloncesto, tengo el corazón dividido. La educación es considerada fundamental, pero el deporte no se considera aun educación. No me gustan algunas muestras de desprecio hacia los pequeños deportistas. Ayer oí un: “Que estudien, que nadie de aquí será Messi, ni Michael Jordan…” Y si sí? Y aunque no lleguen a serlo, ¿por qué una cosa tiene que ser más que la otra? ¿No podrían ser compatibles, como tantas otras cosas en la vida?
Me he decidido a escribir este artículo, a partir de un caso práctico leído recientemente en Twitter (catalán):
Traducción y resumen rápido del hilo:
Dos familias de dos chicos de 12 años, en el primer día de escuela, comunican al tutor que tres días a la semana, sus hijos saldrán 15’ antes del colegio. El hecho, es que han fichado por un equipo de Preferente, a unos kilómetros de su centro educativo, y si salen antes, llegan al entrenamiento. El tutor no lo comparte, y cuestiona a las familias, el hecho de dar más importancia al deporte que al colegio.
Os invito a leer e hilo completo, y el debate que se genera. Hay muchos puntos de vista, distintos, del bando de los maestros, y de los entrenadores.
Mi problema con el sistema educativo
En España, hay dos tipos de jornada escolar. La tendencia en los centros públicos suele ser apostar por el horario intensivo (de 9 a 14/15h), mientras que los privados y concertados, suelen optar por una jornada dividida, de 9 a 13, y de 15 a 17h. En mi contexto, vayan a colegios públicos o concertados, la mayoría de niños acaban a las 17.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha publicado una recomendación recientemente, a favor de la desaparición de la jornada intensiva. Sus argumentos no son otros que el abandono escolar, ya que pasarían demasiadas seguidas en clase, y que acabar la escuela tan pronto, hace que las familias tengan que pagar por extraescolares.
Mi opinión, es que se está preparando a los niños y niñas para el futuro horario laboral tradicional. Si hacemos el cálculo, de 9 a 17, son 8 horas, las mismas que la gente suele pasarse en sus empresas o trabajos. Por tanto, los chicos verán como algo normal, pasarse 8 horas encerrados entre cuatro paredes. Eso sí, ¡con algunos descansos!
Y voy a ser más concreto. En mi contexto, en invierno, los chicos se despiertan a las 7:30 para ir a la escuela, prácticamente de noche. Entran a las 9:00 y salen a las 17:00, cuando el cielo ya empieza a ponerse oscuro. Pues nada, ya han pasado la mejor parte del día (la claridad del Sol), atendiendo a un profesor. Si eso es avanzar hacia el futuro, yo me bajo.
El espacio del deporte
El hecho de finalizar el colegio a las 17:00, deja una ventana de aproximadamente unas 3 horas, cinco días a la semana, para escoger extraescolares. En el mejor de los casos, las familias optan por el que yo llamo “el tenedor”: inglés, música y deporte.
Si reservamos uno o dos días para el idioma de Shakespeare, otros dos para el instrumento elegido, y dos o tres para el deporte, nos falta tiempo.
Y voy a abrir otro melón. ¿Por qué solo tenemos que escoger un deporte, un idioma y un instrumento? Si las escuelas acabaran a las 14:00, doblaríamos el número de horas disponibles para extraescolares. Pero claro, es más fácil apostar por las becas comedor, que dar subvenciones para el desarrollo de entidades deportivas o culturales.
La escuela es el centro de todo. No podemos programar sesiones de entrenamiento antes de las 17:30, porque antes están en la escuela. No podemos programar sesiones más tarde de las 20:00, porque el día siguiente tienen que levantarse para ir al colegio. Los partidos, en fin de semana, que no hay colegio. Los torneos o campus, en festivos, que tampoco hay semanas blancas!
Deporte y rendimiento
Otro de los tabúes sobre el deporte en España, es la competición en edades tempranas. Mucha gente se lleva las manos a la cabeza, al ver chicos y chicas de 10 o 12 años jugando en grandes clubes, buenas categorías y soportando grandes presiones.
En cierta parte, lo entiendo. Hay un ambiente poco formativo en estos contextos. Competitividad mal entendida, envidias, y delirios de grandeza. Pero ¿quién está detrás de eso? En gran parte, los adultos. Padres que gritan, que insultan al árbitro, que compiten por ver qué hijo es mejor… Entrenador@s que faltan el respeto a sus jugadores, que les extramotivan o que hacen ver que no hay espacio para el error o la derrota… El escenario no es el problema, sino sus personajes. Nunca mejor dicho.
El caso es que el debate, en Catalunya, ha ido incluso más allá. La Generalitat quiso en 2021, convertir las pistas deportivas de los colegios, en “espacios pedagógicos de aprendizaje”. Cargarse las porterías de futbol y las canastas, porque solían frecuentarlos los chicos, y no tanto chicas. También veían que el deporte no reglado, generaba conflictos y violencia entre los pequeños.
Otra corriente educativa catalana más radical, les dio la razón, incluso fue más allá. Invitaron a quitar las porterías, porque generaban frustración. Aseguraban que muchos niños/as sin talento para el deporte, se sentían desplazados e inútiles. ¿Solución? Fuera porterías y canastas. Dichosas metralletas de frustración y violencia.
El caso es que parece mentira que gente tan inteligente, y con tantos grados y másteres universitarios, no vean toda la carga de valores que lleva el deporte de forma intrínseca. También la inclusión que representa, para muchos colectivos excluidos de la sociedad. Gente con talento para el deporte, que no encuentra su sitio en una clase o en un colectivo, por razones de idioma o cultura. Es mucho más fácil expresarse con un balón en las manos o en los pies.
Hay muchas situaciones que se dan en una cancha, que nunca podrán darse en una clase, y por eso, es tan importante que deporte y educación, vayan de la mano. Que ninguno de los dos sea más importante que la otra.
Falta de reciprocidad
He vivido de cerca múltiples casos, en los que ha habido un choque entre escuela y deporte. Desde el centro educativo que puso problemas a una jugadora por ausentarse una semana para jugar el Campeonato de España de clubes, hasta otro que no entendía por qué faltaba un día para ir a un torneo en Francia.
El caso real del tuit, sobre los dos jugadores que faltan 15’ para irse a entrenar, es otro ejemplo muy claro de falta de reciprocidad. El profesor no entiende que se ausenten 45' semanales para llegar a los entrenos. De no hacerlo, se van a perder el mismo tiempo de sesión.
6 horas de colegio X 5 días a la semana = 30 horas X 60’ = 1800’ semanales en el colegio
90’ de entreno X 3 días a la semana = 270’ semanales de futbol (como mucho)
Pero vamos al otro extremo. Como entrenador de un equipo femenino de formación (13 años), que lucha por competir en categorías altas en el baloncesto catalán, estas fueron algunas perlas que viví el año pasado:
Jugadora X tenía 3 exámenes el día siguiente al entrenamiento, y faltó a la sesión porque estaba saturada. Después de 8 horas en la escuela, debía pasarse 3 más estudiando…
Semana anterior a la Final a 4 Territorial de Barcelona. Tres jugadoras de mi equipo faltan a dos sesiones de entrenamiento porque la clase se iba de colonias
Jugadora X de mi equipo llega tarde a la sesión, porque el profesor le ha castigado de 17:00 a 18:00
Jugadora X se perdió el partido del sábado, porque en el pueblo se celebraba una competición de robots educativos, y su colegio le había pedido participar
Seguro que me dejo alguna más por el camino, pero es solo por poner algún ejemplo de la falta de respeto que vive el mundo del deporte de formación hoy en día. Luego una familia pide salir 15 minutos antes y arde Troya, o Twitter.
Puntos de unión
Mi artículo no pretende declarar la guerra a nadie. El sistema educativo no va a cambiar porque yo lo diga, o porque a los entrenador@s nos apetezca.
Mientras tanto, quiero lanzar algunas propuestas para tejer algunos puentes de unión.
¿Qué podemos hacer las entidades deportivas para acercarnos a las escuelas?
Seguimiento académico. A parte de nuestra labor como formadores a nivel deportivo, ayudar en el proceso de aprendizaje de nuestros jugador@s va más allá del terreno de juego. Es indispensable hacer ver a nuestros jugadores, que el rendimiento académico es tan importante como el deportivo. Es por eso, que está bien preguntar a los jugadores por su carga lectiva. Si tienen un periodo difícil de exámenes, quizás no sea un buen momento para introducir muchos conceptos nuevos en las sesiones. Si vemos que un jugador está saturado, preguntar por cómo se desenvuelve en el colegio puede ayudar.
Programar entrenamientos de descubrimiento del deporte. El club puede ofrecerse de forma gratuita, para llevar a cabo unas sesiones de descubrimiento del deporte. De este modo, el club puede captar nuevos jugadores, y los chicos y chicas pueden descubrir un nuevo deporte, con un entrenamiento llevado a cabo por profesionales.
Organizar una “Copa Colegial”. Si el club no está establecido en una escuela, y por tanto se trata del equipo del barrio o del municipio, puede llevar a cabo una competición entre las diferentes escuelas de la zona. De este modo, los chicos y chicas podrían representar a su centro educativo, y competir contra otros alumnos de otros colegios, que normalmente juegan en su equipo.
¿Qué pueden hacer las escuelas para acercarse a las entidades deportivas?
Semana del deporte. Partimos de que el deporte es salud, y que a las escuelas les interesa el desarrollo pleno de sus alumnos. No se tiene que forzar a nadie, pero al menos, asegurarse que todos los alumn@s conocen el deporte, y son libres de decidir o no practicarlo. Que si alguien no hace deporte, sea porque no le apetece, no porque no lo conoce. Organizar una semana deportiva, sea o no competitiva, para degustar un gran número de deportes diferentes, hará las delicias de aquell@s que ya son deportistas, y acercará a aquellos que no los practican a su descubrimiento.
Extraescolares deportivas durante el mediodía. En los centros de horario partido, hay un espacio de tiempo desde las 13h hasta las 15h a ocupar. Es cierto que los chicos deben comer, pero normalmente, hay más de una hora libre después de hacerlo. Podría ser interesante, ofrecer diferentes propuestas deportivas y culturales, llevadas a cabo por profesionales del sector. Entrenadores deportivos, maestros de inglés, profesores de música… Todo sea para aprovechar el tiempo, y que los chic@s no estén parados.
Invitar a exalumnos deportistas de élite (o similar). No hay atracción más grande en la escuela, que una visita de un exalumn@. Personas que han compartido mucho tiempo en el mismo centro, y que pueden representar un gran ejemplo para los actuales estudiantes. Cada escuela tiene su referente deportivo. Algunos tienen suerte de contar con algún exalumn@ profesional del deporte, pero también el capitán@ del primer equipo del club del pueblo, puede ser un gran ejemplo sobre cómo combinar vida laboral y deporte, a medida que van pasando los años. Conocer su historia y vivencias, puede ayudar a desarrollar la cultura deportiva dentro de un centro educativo, y al mismo tiempo, empezar a generar interés por parte de los estudiantes, para seguir la entidad deportiva de su localidad o barrio.
Conclusión
No me gusta que España obtenga tan buenos resultados competitivos en todos los deportes. Mientras todo va bien, parece que lo malo se esconde debajo de la alfombra. Como siempre digo, vivimos de la gran competitividad, sabiduría y experiencia de los entrenador@s de cantera, que sin contrato, y en malas condiciones, reman a contracorriente. También del talento de nuestr@s deportistas.
El mundo del deporte vive sumido en el amateurismo, y todo lo relacionado con la educación/formación deportiva y la competitividad prematura, parece sentar mal a los estamentos educativos y profesionales del sector de la enseñanza.
La cultura deportiva del país, recibe poca subvención, y el desprecio constante de eruditos que, se escandalizan por 45’ menos a la semana, de unos chicos que se perderán en la mayoría de casos, horas lectivas diseñadas para cumplir el cupo horario.
Pero, como siempre, el problema no es de la escuela, ni del modelo educativo. El problema es de unas familias que sobreponen el deporte a la educación, y de unos entrenador@s que queremos ganar a cualquier precio, pasando por encima de cualquiera. Poco nos pasa.
Las ilustraciones son del corto de vídeo Hapiness, la felicidad de las ratas de Steve Cutts.
Mi experiencia en este mundo es como padre, tengo dos hijas y un hijo jugando a baloncesto, llevo 11 años recorriendo las canchas de baloncesto.
Mis hijos disfrutan un montón con el baloncesto, y si, sacrificaría 45 minutos de escuela por 45 minutos de deporte, sin dudarlo.
Mi duda viene en el valor de la formación de los jugadores como está montada, sobre la competitividad, ir a grandes clubs, fichajes entre los diferentes clubs... No creo que ese sea el mejor camino. Si uno mira la selección verá sus buenos resultados y dirá que la cantera funciona, pero si miramos el futuro de la gran mayoría de jugadores verán que los resultados son muy pobres. Solo el 27% de los jugadores ACB son españoles, cuando España es campeona del mundo en categorías inferiores y hasta ahora era la campeona del mundo a nivel profesional.
¿Cuál es el problema para que tan pocos jugadores lleguen al máximo nivel con todos lo que hay?
No tengo la respuesta, evidentemente, pero buscar el resultado sobre todas las cosas creo que es un error mayúsculo.
He visto decenas de partidos enfocados a pasarle el balón al alto y que meta canasta debajo del aro, nada más. Equipos de jugadores rápidos que juegan como pollo sin cabeza, corriendo y ganando porque corren más. Se enseña a ganar y no a jugar, en muchos casos. Y eso lleva a que cuando juegas con uno de tu tamaño o de tu velocidad te veas claramente superado.
Se podrían buscar alternativas a los partidos de formación. la mitad de canastas de fuera de la zona, mínimo meter cuatro triples...
Cuando uno ve las zonas de tiro en la app de la federación de los partidos y la mayoría son en la zona...
Para terminar, yo creo que deberíamos apostar por el modelo noruego, que tantos éxitos da al deporte de ese país:
https://blogs.elconfidencial.com/mundo/fuera-de-lugar/2019-12-23/dejar-el-marcador-ruta-insolita-excelencia-deportiva_2386696/
Perdón por la chapa.