Cap.7 - Diseñando un estilo de juego
En el mundo, hay miles y miles de equipos de baloncesto, pero todos juegan de forma distinta. Hoy analizaremos diferentes formas de estructurar el estilo de juego de un equipo.
Hola a todo el mundo! Antes de nada, agradeceros el apoyo que me estáis dando con el Newsletter, que cierra su primer mes de existencia, sobrepasando los 500 suscritos. Ahora mismo estoy en un punto que no sé dónde enfocar mis esfuerzos a nivel de producción de contenido, ya que Twitter sigue funcionando bien, esta idea del Newsletter avanza a buen ritmo, y ahora como novedad, subiré regularmente vídeos en Youtube. Además, voy sacando tiempo de dónde puedo para acabar de escribir la sexta entrega del Drillbook. A ver si puedo con todo.
El tema de hoy es complicado de enfocar. El “estilo” es un punto espinoso, y muy personal de cada entrenador o club, que debe ir de la mano de una buena planificación, adecuación y sobretodo, argumentación.
En mi caso, siempre digo que mi estilo es no tener estilo. Evidentemente hay unas tendencias de juego que me atraen más que otras como espectador, pero no como entrenador. Como entrenador me gusta ganar y competir, y hacer rendir a mis equipos, sea cual sea el precio. Entrenar es un servicio para los jugadores, y ellos no tienen que sufrir mis preferencias como aficionado.
Diseñando un estilo de juego
Antes de nada, veréis que en este capítulo no he venido a juzgar, sino a informar y sobretodo a hacer dudar. Leer este capítulo no te hará ganar partidos de forma directa. Las victorias solo están en tu cabeza y en tus ojos. Los triunfos residen en tu capacidad para analizar al equipo, y romperte la cabeza para proponer un estilo y que cuaje entre la plantilla.
Parte 1: Análisis previo
Cuando un entrenador llega a un equipo, normalmente analiza todos sus efectivos para empezar a trazar un plan. Pero antes de escoger su método, suele fijarse en el contexto en el que se encuentra en aquél momento. Hablamos de temas que van más lejos del propio equipo:
Categoría: No podemos plantearnos los mismos objetivos con un equipo Mini, que con un Senior de rendimiento. Creo que no era necesario este punto, pero siempre va bien recordarlo.
Competición: ¿Contra quién nos enfrentamos? Es importantísimo saber qué se juega en nuestra liga. Si nos planteamos defender en zona todo el partido, y en la liga hay un alto porcentaje de tiro exterior, no tendremos muchas posibilidades.
Talento de la plantilla: Es complicado de valorar este punto, pero nos puede sacar de muchos apuros. Pongamos que llevo un equipo de barrio y juego en la liga Preferente de Catalunya contra el Barça, Joventut o Manresa (todo canteras ACB). Si pretendo jugarles de tú a tú, bonito, a muchas posesiones, y a un ritmo muy alto, probablemente falten números en el marcador al final del partido. Si soy consciente de que hay rivales mejores que yo, y me dedico a intentar destruir su juego, puedo tener una mínima chance.
Tradición: ¿El equipo lleva tiempo jugando junto? ¿Por qué ya no está el anterior entrenador? Puede que el equipo no haya cambiado mucho y estuvieran cómodos con el juego del anterior coach… Puede que no sea buena idea llegar y cambiarlo todo…
Número de jugadores: Quiero jugar corriendo, pero mi plantilla es de 8. O empiezas a subir gente del filial como un loco, o tendremos que alquilar bombonas de oxígeno. Por contra, si tengo una plantilla de 12, y juego a un ritmo muy bajo, no hará falta ir haciendo rotaciones cortas.
Club: ¿En qué tipo de estructura de club has aterrizado? ¿Hay un patrón de juego a seguir en todos los equipos del club, o no está marcado y cada entrenador puede proponer su propio estilo? Yo es una pregunta que haría antes de firmar
Parte 2: El método
Un entrenador con el estilo definido llega al equipo con una fórmula o un método de trabajo, que ya ha puesto en práctica anteriormente. Confiamos en que si siempre juega igual en todos los equipos, es porqué le ha salido bien anteriormente, o se siente cómodo haciéndolo, y cree que será más fácil hacer funcionar el equipo desde lo conocido. Hablamos de jugar unos sistemas o conceptos concretos, hacer siempre lo mismo en el bloqueo directo o en la defensa en general, e incluso tener unos costumbres de funcionamiento: charla prepartido, normas de equipo…
A favor: Si ya lo ha puesto en práctica anteriormente, no habrá probaturas ni dudas.
En contra: No porqué haya funcionado con uno o dos equipos, tiene que funcionar con todos. Los jugadores no son iguales y los tiempos y el juego cambian muy rápido.
Por otro lado, un entrenador de estilo cambiante, se adapta totalmente a lo que se encuentra. Tiene el triple de trabajo que si tuviera un estilo definido, ya que tiene que buscar la fórmula para que su equipo rinda, y la mayoría de veces lo hace sin haber visto suficiente los jugadores como para valorarlos. Puede llegar a adoptar jugadas o acciones del anterior entrenador. Suele cambiar mucho de tendencia según lo que va observando en el equipo, y los roles en la plantilla cambian muy bruscamente de una semana para otra.
A favor: Los jugadores suelen sentirse cómodos jugando, ya que el entrenador está a disposición del equipo, y no son los jugadores los que se tienen que adaptar a un método.
En contra: Nadie te asegura que el análisis del entrenador sea el correcto, o solo una lectura errónea. Ejemplo: “Nuestro equipo se siente muy cómodo corriendo al contrataque y lanzando muchos triples, pero luego llega el partido y no sumamos”. Los jugadores se sentirán comodísimos, pero no se gana.
Eric Cantona, protagonista de los anuncios de Nike Football en la década de los 2000, ejercía como embajador del Joga Bonito, es decir, el amor y respeto hacia una tipología de juego muy colectiva, y vistosa, donde se mimaba el esférico y se jugaba de forma espectacular. Normalmente salían siempre los brasileños en este tipo de anuncios, ya que eran los que más talento futbolístico poseían en sus botas.
Antes de nada, jugar bonito es algo relativo, ya que depende de los ojos de quién lo mire. Si nos la pasamos mucho, podemos llegar a aburrir, y a no aprovechar según qué ventaja ofensiva. Y por otro lado, para jugar bonito tenemos que tener a jugadores con talento. No todo el mundo puede hacerlo.
En el otro extremo, se ubica la practicidad absoluta. Este método intenta buscar las debilidades del rival y castigarlas. También centrar mucho el peso del juego en unos pocos jugadores, con experiencia, que son capaces de no complicarse y rendir.
Este método no suele tener muy buena prensa, ya que suele ser poco atractiva de ver. Los jugadores hacen lo justo para ganar, y eso no siempre gusta al aficionado exigente. Pese a eso, al aficionado exigente tampoco le gusta perder.
Parte 3: Juego ofensivo
Una de las primeras decisiones ofensivas a tomar, puede ser definir nuestro ritmo de juego. Jugar a un ritmo alto, hará que nuestro equipo disponga de más posesiones ofensivas durante el encuentro. Si nuestra plantilla es capaz de encontrar tiros librados en los primeros segundos de ataque, y tener efectividad en el lanzamiento, tendremos opciones de anotar mucho durante el partido.
Pongamos que no contamos los rebotes ofensivos como posesión nueva, sino que cada vez que el balón cambia de manos, empieza una nueva posesión. Los partidos FIBA duran 40’. Si atacamos dos veces cada minuto, contando que también tenemos que defender, nos salen 80 posesiones. Si conseguimos sacar 1 punto de cada posesión (contando que un triple son 3 puntos en una sola posesión), tenemos muchas opciones de ganar anotando 80 puntos.
Por contra, el up tempo puede llevar al caos organizativo. Si no tenemos un equipo que tenga claro el estilo, se pueden volver locos. Con el up tempo, puede ser que haya jugadores que no toquen el balón durante más de cinco posesiones consecutivas, y que no sean capaces de gestionarlo.
Jugar a un ritmo alto nos hace depender del acierto. En un mal día, un equipo que no sea capaz de poner el freno de mano, suele tendir a precipitarse mucho.
Por contra, jugar a posiciones largas, puede llevarnos a atacar menos, pero si los jugadores son pacientes y tienen un buen IQ en juego posicional, las posesiones serán de mayor calidad. Por contra, atacar más lento hace que la defensa tenga más tiempo para respirar y dar una respuesta más meditada a la propuesta ofensiva.
Jugar por conceptos en la totalidad de la expresión, puede llegar a ser una utopia. Pero muchos equipos, sobretodo en formación, usan esta forma de atacar para sacar ventajas en espacios concretos, cortes pactados, o movimientos sencillos predeterminados.
A favor de este estilo, creo que puede ser una forma de controlar el partido independientemente de lo que proponga el rival a nivel táctico. También, que da un poco más de libertad de decisión al jugador para que este decida. En contra, si no está bien estructurado puede llevar a la repetición y monotonía al jugador. También en contra, es que los jugadores necesitan entender bien la propuesta y el baloncesto en general para tomar buenas decisiones, y se necesita bastante tiempo de entrenamiento para empezar a ver los resultados.
Los equipos con un Playbook cerrado, juegan a muchos sistemas predefinidos, y muy guiados por su entrenador o incluso por su base. En teoría, estos sistemas están adecuados al tipo de plantilla de la que se dispone. Es decir, marcamos LADO 5 para buscar ventaja con nuestro pívot en poste bajo. Si no tenemos un interior dominante, con buenos movimientos de poste bajo, no sé si es muy buena idea marcar este sistema.
A favor, resultados inmediatos si los sistemas están bien planteados y enfocados al tipo de plantilla y jugador que tenemos. Los jugadores solo tienen que memorizar, ponerlo mínimamente en práctica, y magia. Normalmente, una plantilla más veterana será partidaria de jugar más con Playbook, ya que es lo que normalmente han visto, y a lo que están acostumbrados.
Por contra, un equipo que juega muy cerrado, suele ser fácil de parar en ataque, ya que con un buen análisis y scouting, podemos sacar sus sistemas sin problema con el visionado de uno o dos de sus partidos.
Otra idea a plantearnos, es cómo vamos a enfocar nuestro plan ofensivo, si lo haremos resaltando las principales virtudes de nuestros mejores jugadores en la plantilla, o nuestro estilo se basará en la igualdad de oportunidades.
Aunque suene mejor lo segundo, no tiene porque ser la mejor opción. Enfocar el juego hacia nuestro jugador o jugadores más resolutivos puede ser una forma de asegurar el éxito. Si somos capaces de encontrarlo en su posición del campo favorita, en la situación ofensiva que más le gusta (salida de indirecto, bloqueo directo central…), podemos tener éxito.
El problema viene cuando se crea dependencia hacia estos jugadores tan resolutivos. Una lesión o una mala racha puede hacer peligrar la temporada.
Por contra, el juego colectivo involucra a todo el mundo y es más vistoso. De acuerdo, pero en esa frase no aparece el verbo ganar. Para ganar de este modo, los jugadores tienen que poner el equipo por delante de su persona, y no solo de palabra.
Parte 4: La defensa
Uno de los planteamientos que más me gusta de Pep Guardiola y Johan Cruyff, es el de querer el esférico a toda costa. Estos dos grandes genios del futbol querían controlar la posesión, y entendían que solo podrían cambiar el rumbo del partido si tenían el balón. Por tanto, su defensa era la presión y asfixia al rival en su propio campo.
La defensa de riesgo lleva al equipo rival a jugar un juego distinto al que tiene planteado, ya que tiene que tomar decisiones constantemente con el esférico en su poder. Destaca por sus líneas defensivas más altas de lo normal, sus trampas defensivas, la rotación constante de todo el equipo, las fintas, las dudas y sobretodo, la intensidad.
A favor diría que como jugador y aficionado, ver o estar en equipos que defiendan así engancha. Si el entrenador es capaz de convencer a todo el equipo, y técnica y tácticamente entienden la idea y lo ponen en práctica, hablamos de equipos muy pesados de atacar.
En contra, un equipo con oficio les puede destrozar. La defensa de riesgo lleva precisamente a esto, a tomar riesgos. Solo que un jugador llegue tarde a algún sitio, o lleve muchos minutos en pista, puede fastidiar el trabajo de 4 más durante 15 segundos a máxima intensidad. Si pasa una vez, no hay problema, pero si se empiezan a acumular este tipo de fallos, moralmente no suele ser plato de buen gusto para nadie.
Más que permitir o dificultar, hablamos de qué tipo de respuesta defensiva propondremos, si una de más riesgo, u otra más permisiva. Evidentemente nadie permitirá al 100% un bloqueo directo o indirecto, pero muchísimas formas de defenderlo.
Ordenadas de más riesgo a menos riesgo defensivo, estas son las propuestas defensivas en bloqueo directo que se me ocurren, y sobretodo, sus pros y contras:
RIESGO:
Trap: 2x1 al base. A favor, podemos obligar al exterior a parar de botar en una situación del campo muy restrictiva. En contra, un base con buen dominio de balón puede escabullirse y dejarnos con una gran desventaja defensiva
Flash: Salida larga del interior. A favor, el balón suele alejarse de la pintura, y la línea de pase suele ser más larga que de costumbre, si no hay buenas triangulaciones de los exteriores sin balón. En contra, un split del exterior o un slip del interior con buen timing nos puede hacer mucho daño.
Show: Muy parecido al anterior, pero el interior solo saca el brazo (yo lo clasifico así, pero hay diferentes corrientes)
Next: Normalmente en BD Lateral. Exterior más próximo salta al balón y se produce una rotación defensiva. A favor, si se hace con un buen timing colectivo, es muy difícil de atacar. En contra, deja muy desprotegidas las esquinas.
CONSERVADOR:
Blue/Ice: Exterior niega el centro en el bloqueo directo, normalmente lateral. A favor, es complicado que el bloqueo se juegue atacando el centro. En contra, es complicado organizarlo a ritmo real de juego.
Push/Under: Interior empuja al bloqueador, y exterior pasa por detrás de estos dos. A favor, si el pequeño tienes buenas piernas y pasa rápido, no tiene que haber problema. En contra, si nos enfrentamos a un base tirador, o el grande pone repick y el base lo interpreta rápido, podemos sufrir mucho.
Late: Exterior pasa esquiva el bloqueo, e interior se hunde en la pintura. A favor, si tenemos un interior grande puede desviar muchos balones. En contra, si el exterior no pasa rápido el bloqueo, se genera un 2x1 ante el grande.
Switch: Cambio de emparejamiento entre los dos defensores del bloqueo. A favor, prácticamente no se suele sacar ventaja al inicio de la acción. En contra, genera missmatch, y debilidad en el rebote defensivo, si hay muchas diferencias físicas entre los dos defensores de bloqueo.
Parte 5: Gestión de recursos
¿Cómo prepararemos los partidos? ¿Nos centraremos en un porcentaje mayor en analizar el propio equipo, o destinaremos más tiempo a analizar el rival y tapar sus virtudes? No podemos escoger las dos, ya que no suele haber tiempo ni material para llegar a todo.
El autoscouting se basa en el autoanálisis, normalmente vía vídeo, de un partido anterior o una sesión de entreno. A partir de este visionado, los jugadores se ven a ellos mismos y podemos analizar cada fallo detenidamente. El scouting trata de analizar al rival, tanto a sus jugadores como a su propuesta de juego ofensiva y defensiva.
¿Cómo vamos a rotar, los jugadores estarán más o menos tiempo en el banquillo? Esto dependerá del número de jugadores, del ritmo de juego, de la edad de la plantilla, pero es una decisión que deberíamos tomar, al mismo tiempo que trazamos un plan de partido.
Las rotaciones cortas aportan mucha intensidad al juego, pero al mismo tiempo pueden cortar las rachas de los jugadores. Las rotaciones largas dan mucha confianza a los jugadores en pista, pero llevan al jugador hacia el ahorro de esfuerzos.
En los entrenamientos, ¿cómo enfocaremos las correcciones? Seremos intervencionistas parando cada dos por tres el ejercicio? o al contrario, dejaremos jugar al equipo sin muchas correcciones.
A favor de ser muy intervencionista, podríamos destacar la necesidad de marcar unas pautas, sobretodo en los equipos con jugadores muy jóvenes; pero puede llegar a ser cansado por los jugadores, que al fin y al cabo vienen a entrenar porque les gusta el juego y quieren ejercitarse, no escuchar discursos.
El Laissez-Faire, es un tipo de liderazgo propuesto por Adam Smith, donde el entrenador/líder delega muchas de sus funciones a su plantilla. Para resumir, la tarea del entrenador no intervencionista sería no programar entrenos de mantenimiento para que sus jugadores vaya entrenando, haciendo las mínimas correcciones, y que no se hagan daño.
A favor, aporta muchísima tranquilidad al equipo, y no suelen surgir muchos roces entre la plantilla y el entrenador. En contra, los jugadores no aprenden ni mejoran, y puede llegar al conformismo y la falta de ritmo de entrenamiento.
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¡Que paséis una buena semana!
Hola Pere! Excelente como siempre. Un muy buen resumen de estilos de juego y conducción. Abrazo desde Argentina!