Cap.21 - La España del trabajo
Este pasado domingo, la Selección Española se colgó el oro del Eurobasket ante Francia. Algo impensable tres semanas atrás, cuando los de Scariolo no partían como favoritos en ninguna quiniela.
El ejemplo que ha dado la Selección Española a todo el país, ha sido un gran refuerzo positivo para aquellos entrenador@s que estamos lejos de la élite. Ahora mismo, en septiembre, cuando estamos en el punto de partida de nuestras temporadas, el mensaje que nos ha transmitido este equipo es muy inspirador.
Así que en este post no voy a hablar de táctica, sino de qué podemos extraer a nivel emocional de la increíble victoria de la Selección, basada en sus protagonistas, y en todo aquello que vivimos día a día como entrenadores en este país. Un post dirigido a los suscriptores españoles, pero también a aquellos que nos ven desde la distancia, y nos preguntan cuál es nuestro secreto. La respuesta, la tenéis en el título de la publicación.
EL CONTEXTO
A mediados de agosto, con los partidos de preparación para el Eurobasket en marcha, había muchas dudas con el combinado de Sergio Scariolo. La Selección estaba sufriendo un cambio generacional, con alguna de sus estrellas retiradas, otras lesionadas o que habían renunciado a participar al campeonato. También vimos la inclusión de muchas caras nuevas en el roster, desconocidos, o de dudoso nivel internacional. Nombre por nombre, la Selección era bastante inferior a las plantillas de algunos candidatos como Grecia, Serbia o Eslovenia.
La aparición más destacada, fue la del nacionalizado Lorenzo Brown, muy criticada en territorio español. El base americano no había jugado en ningún equipo ACB, no conocía el idioma ni el país, y lo más importante, su convocatoria dejaba fuera a otro jugador hispano en el puesto de base, como podría ser Juan Núñez, o otros que habían jugado las ventanas FIBA como Ferran Bassas, Dani Pérez o Quino Colom.
Otros nombres como Alberto Díaz, Darío Brizuela, Jaime Pradilla o Jaime Fernández, partían con un papel de buenos jugadores ACB, pero con poca experiencia internacional en comparación con otras estrellas europeas que sí habían cruzado el charco.
Mi principal preocupación durante el mes de agosto, fue la ausencia de un líder claro o una estrella que guiara y tirara del carro en los momentos calientes. Willy Hernangómez estaba jugando a buen nivel en la preparación, pero no le veía ese carisma que en anteriores campeonatos aportaba Pau Gasol o Ricky Rubio. Pese a esto, veía que solo él podía aportar anotación, defensa y talento. Finalmente, ha sido escogido mejor jugador del campeonato, algo que muy poca gente vaticinaba.
EL CAMINO
Cuando me preocupaba por esta falta de liderazgo, no pensé, que un entrenador (o un cuerpo técnico) también pudiera actuar como líder, pese a no poder cambiar las cosas desde el parqué. El Eurobasket de Sergio Scariolo y su staff, es de sobresaliente desde el primer minuto de la preparación.
Empezando por tener muy claro su rol como entrenador, en un país donde se respeta muy poco a esta figura. Si a nivel amateur hay carta blanca para opinar y pisotear el trabajo del coach, y no aparecemos en los medios; imaginaos los que están expuestos a los focos…
El entrenador italiano no quiso entrar en polémicas generadas dentro de nuestras propias fronteras. En España esto suele pasar mucho. Todos creemos tener un gran conocimiento. Nuestra opinión debe ser escuchada, y el entrenador de segunda regional sabe más que el que lleva más de 30 años en la élite.
Scariolo sabe mucho más que todos nosotros, y la mejor forma de demostrarlo ha sido con hechos. Muchos predecían su final de ciclo con el combinado español tras este Eurobasket. Tres semanas más tarde, algunos de ellos incluso se atreven a coronarle como mejor seleccionador español de la historia.
La Selección española demostró un gran control de partido en los momentos calientes. Ante Lituania, remontó hasta 11 puntos con mucho oficio, y un planteamiento táctico espectacular. Ante los alemanes en semifinales, estuvo preparada para un intercambio de canastas y alternancias en el marcador. Y en la final contra Francia, supo dominar de principio a fin, sin dejar que los galos se acercaran a menos de 7 puntos.
Levantar un trofeo nunca puede resultar injusto ni inmerecido para nadie, pero alguna vez hemos visto a buenos conjuntos, que generaban simpatía por su filosofía y estilo de juego, quedándose a las puertas por falta de eficacia, talento o suerte. España no tenía al mejor jugador del torneo, ni tampoco la mejor plantilla; pero sí ha sido el mejor equipo. Y con mucha diferencia.
LOS PROTAGONISTAS
De Sergio Scariolo, lejos de sus clases magistrales de preparación de partido, me quedo con su visión. Tenía un plan, convenció a sus jugadores para llevarlo a cabo, y estos lo ejecutaron a la perfección.
También destaco su capacidad para delegar. Vimos la figura de Luis Guil, uno de sus asistentes, muy activo durante todo el campeonato, sobretodo encargándose de los aspectos defensivos. Ángel Sánchez Cañete, otro asistente, levantándose a hablar con el primero sobre temas ofensivos. O a Jorge Lorenzo, siempre tablet en mano para aportar datos e información de interés.
De Alberto Díaz, destaco su gran ambición. Los aficionados malagueños ya sabían de qué era capaz el pelirrojo, pero el resto parecía que no lo habíamos visto jugar en la vida, y le infravaloramos. Donde algunos no habríamos puesto las manos por miedo, Alberto puso la cara, el pecho y el corazón.
El base andaluz fue un espejo para todos aquellos jugadores patrios sin oportunidades. Entró en la convocatoria de rebote tras la baja de Llull, llevó su rol al extremo, creció durante el campeonato y se convirtió en el mejor defensor del Eurobasket, y un fijo para su entrenador.
De Rudy Fernández, me quedo con su alma competitiva. A sus 37 años, y con un palmarés tan amplio con clubes y selección, pocas cosas te deben motivar. El balear se tomó esta competición como algo personal. Muchos le veían como una sombra de lo que había sido años atrás. Lesiones de espalda y el paso del tiempo, hacían que el veterano alero generara serias dudas con su convocatoria.
Rudy ha sacado lo mejor de sí en los momentos claves, liderando cuando hacia falta, anotando desde el exterior para desatascar partidos, y dejándolo todo en pista para recuperar posesiones que parecían perdidas. Gritó cuando el equipo necesitaba una arenga, lloró con emoción en diversas ocasiones, y fue el faro que guió al equipo anímicamente durante toda la competición.
De Willy Hernangómez me quedo con su persistencia. A sus 28 años, y con 60 internacionalidades con España, ha visto pasar por delante suyo al mismísimo Pau Gasol, a su hermano Marc, Felipe Reyes, Serge Ibaka o Nikola Mirotic, mientras esperaba su oportunidad. Nunca lo dejó de intentar, y no renunció a ninguna invitación, pese a tener que luchar por un buen contrato en la NBA. (actualmente “solo” cobra $2,5M por temporada).
Con los mencionados anteriormente, en el retiro, o renunciando a participar, el mayor de los Hernangómez ha cogido el timón del equipo, y se ha convertido en el MVP del europeo, algo solo a la altura de los más grandes del continente, como Pau, Navarro, Parker o Nowitzki.
De Lorenzo Brown, envidio su tranquilidad. Esta pausa antes y después de jugar el bloqueo directo, parece ser un reflejo de su carácter fuera de la pista. Alejado de las críticas, de la gente que no le quería y adaptándose a un nuevo equipo de forma exprés, se ha convertido en un gran descubrimiento para el aficionado español medio.
15.2 puntos, 7.6 asistencias y una medalla dorada después, el naturalizado base no ha soltado ninguna perla periodística. Otro habría sacado pecho, poniéndose el dedo índice en los labios y dirigiéndose a sus haters, pero Lorenzo ha salido al Wizink a celebrar el trofeo con un “Hola”, un “Viva Españo”, y un “I really appreciate everything”.
De Juancho Hernangómez, apuesto por su carisma. Reconvertido a estrella de cine tras su película de Netflix, parece esto haberlo inspirado en su propia carrera profesional. Con pocas oportunidades en la mejor liga del mundo, el mediano de los Hernangómez ha sido capaz de encontrar su refugio competitivo en el combinado nacional.
Juancho se ha mostrado como uno de los jugadores más polivalentes de la Selección, añadiendo recursos en ambas canastas, a su ya conocido físico privilegiado para este deporte. Sus 27 tantos en la final ante la selección francesa, con solo dos errores en su lanzamiento, fueron demasiado para los defensores del país vecino. Carisma y talento en crunch time.
EL MENSAJE
Vuelvo al inicio del artículo, para coger la magnífica actuación de España como referencia y ejemplo de trabajo. Creo que si este país sigue ganando campeonatos importantes o hace un 8 de 8 finales en cantera, es por el esfuerzo e implicación de sus gentes. Desde el cuerpo técnico de la Selección, hasta el entrenador con el que dio sus primeros botes Joel Parra en el Joventut de Badalona, el de Juancho Hernangómez en Las Rozas, o el de Rudy Fernández en Sant Josep Obrer de Mallorca.
Es cierto, somos los mismos que miramos al exterior, y envidiamos las instalaciones, remuneraciones y facilidades que recibe el deporte y sus trabajadores en otros países. Pero eso no nos hace parar de trabajar, y seguir con la misma pasión y dedicación que el primer día.
Pienso que el mensaje que nos ha dado a todos estos entrenadores la Selección, es muy potente. Pese a no partir en igualdad de condiciones con otros países; el trabajo, el conocimiento del juego y el apoyo entre iguales, han resultado indispensables para ser mejores que el resto. De nuevo.
Ser mejores pese a compartir un ministerio de deportes, con cultura y educación. Ser mejores pese a tener la mayoría de entrenadores del país sin contrato y cobrando 120€ al mes por entrenar. Ser mejores pese a tener que pagar a los ayuntamientos los alquileres de las pistas, o tener que aguantar figuras paternas frustradas que no confían en nuestras habilidades.
Y dirán desde el exterior, ¿y si tanto te quejas, por qué lo sigues haciendo? Muy sencillo, porque el mejor momento de la semana, sigue siendo la matinal de partido del sábado. Las mejores cervezas son las que se toman frías discutiendo defensas de bloqueo directo, y los mejores abrazos son los de jugadores agradecidos.
Mientras este país siga teniendo gente apasionada, trabajadora y talentosa en todos los ámbitos del baloncesto (amateur, cantera y selección), las medallas y los campeonatos seguirán cayendo. Y esto no sé si es bueno o malo… Algún día deberían dejar de caer, si esa fuera la forma de poner fin a tanta precariedad.