Cap. 24 - Entrenar el género opuesto
España es campeona del mundo de futbol. Quedará para el recuerdo la foto de Ivana Andrés levantando el trofeo, y también algunos actos por el camino que nos dejan muy mal como hombres
Este artículo no es fácil de escribir.
Nunca he destacado por ser alguien “bienqueda” o políticamente correcto. Eso me ha hecho perder algún que otro cargo relevante, solo por decir lo que pienso. Así seguiré haciéndolo. Lo demás me importa poco. Pero vamos con el artículo de hoy.
Contexto personal
Empecé con 16 años entrenando un equipo Premini (8-9 años) Femenino, con el que estuve dos temporadas. Luego pasé por Mini, Infantil, Cadete, Junior y Senior, siempre con chicas (alternando también equipos masculinos). He dirigido durante 3 años un centro de perfeccionamiento femenino en Catalunya, y por último, he formado parte de diversos equipos femeninos de 3x3, incluyendo el hecho de ser seleccionador catalán absoluto en 3x3. Puedo decir, que he entrenado bastante más femenino que masculino, y estoy muy agradecido por todo lo que me ha permitido aprender.
¿Qué me motiva a escribir este artículo?
Sin duda, es un gran momento para el deporte femenino español. Como entrenador de baloncesto, me alegra, pero me da miedo a partes iguales. El futbol es ya una competencia real, en un país donde en femenino, siempre ha reinado el baloncesto. En los últimos 10 años, la selección femenina absoluta de baloncesto, ha ganado 3 europeos, y conseguido platas olímpicas y mundiales. Pocas veces han abierto telediarios y ocupado portadas de los principales diarios del país. A parte, y no es un detalle menor, se ha profesionalizado antes la liga de futbol femenina, que la de baloncesto. Poderoso caballero, don dinero.
He podido seguir durante estos días el Mundial de futbol femenino, sin ser experto. Creo que no hace falta entender un deporte para disfrutarlo.
Sobre el tema del entrenador Jorge Vilda y las jugadoras que se negaron a jugar, poco hablaré. He podido leer diversos artículos e hilos de Twitter, pero me falta información, así que poco diré.
Sobre Luís Rubiales, presidente de la Federación Española de Futbol, sí lo haré. No hace falta tener mucha información para opinar sobre tal ida de olla. Este hombre no se da cuenta aun de la que ha liado. Actuando de esta forma, no solo deja en mal lugar a su persona y al estamento que representa (que me da absolutamente lo mismo), sino que deja muy mal al hombre blanco heterosexual, más concretamente, a todos los que intentamos día a día, ser entrenadores o formar parte de equipos del género opuesto.
Durante la final del pasado domingo, este ser miserable no entendió nada. El equipo de la federación que él representa, se acababa de proclamar Campeón del Mundo. El protagonismo debió ser para ellas en todo momento. Nada de lo que pasara durante el año anterior importaba en aquel momento. Sin remordimientos. ¿Tan difícil era quedarse al margen y alegrarse por ellas, o por el hecho de ser el mejor país del mundo en futbol? ¿No le bastaba con esto?
Se ve que no. Tristemente, tras el pitido final, no se le ocurrió nada más, que celebrar el trofeo agarrando sus partes nobles. Seguidamente, en el acto de entrega de trofeos, invadió el espacio personal de una jugadora besándola en los labios, copando así toda la atención del país. Besó también en la mejilla a la autora del gol ganador, de imprevisto. Y remató el despropósito entrando al vestuario, y diciendo a todo el equipo que estaba invitado a Ibiza, donde se casaría con una de ellas. ¿Qué cojones es esto?
¿Qué quiero evitar con este artículo?
Me preocupa que llegue un punto donde las mujeres tengan miedo siendo entrenadas por hombres, por culpa de esta tendencia creciente. En mi caso, nunca he sido entrenado por una mujer durante mis años como jugador, pero compañeros cercanos que lo han vivido, no sentían precisamente miedo.
La prensa está haciendo un gran trabajo, visibilizando los abusos sexuales y actos de acoso en el deporte. Siempre han ocurrido, pero nunca como ahora, habían salido tantas a la luz. Algunas veces, las víctimas se han atrevido a hacerlo público, pero aun hay muchas deportistas que no lo han hecho. No hace tanto tiempo que un abuso por parte de un entrenador, se consideraba un caso aislado. Fallas en el sistema de algún descerebrado que no entendía su función, o pensaba con otra parte del cuerpo alejada del cerebro. Pero ya me estoy hartando de casos aislados.
Empezó con un entrenador de baloncesto de cantera, abusando de su posición de privilegio, para tener relaciones con una menor que entrenaba. Después, salió el entrenador del Rayo, diciendo a su staff que tendrían que hacer como los de la Arandina (agresión sexual en grupo a una menor). En enero, un entrenador de Huelva, abusó de diferentes jugadoras de futbol de su equipo. Tenían entre 14 y 16 años. Sin ir más lejos, en el propio Mundial de futbol femenino, el seleccionador de Zambia fue acusado de manosear y querer acostarse con varias jugadoras de su equipo. Hoy mismo, un entrenador del sur de España, ha sido detenido, por crear perfiles falsos en redes, y acosar a sus jugadoras, incluyendo material sensible en sus conversaciones.
Todos ellos, han salido en los medios. Pero hay otros comportamientos incómodos, que he podido vivir de cerca, y que no me han gustado. Para mí, los hombres deberíamos evitar estos comportamientos a toda costa:
Sustituciones
En mi temporada como entrenador de Junior Femenino, no recuerdo ninguna mujer entrenadora en mi categoría. En uno de los primeros partidos de la temporada, se produjo una sustitución en el equipo contrario. El entrenador le chocó la mano, y posteriormente, cuando se retiraba, le tocó el culo para animarla. Me giré rápidamente para hablar con mi ayudante. “Li ha tocat el cul?” -“Això sembla”, me respondió. Bien, pues en el resto de partidos de la temporada, me giré en más de la mitad de los encuentros. No culpo a ningún entrenador. Quizás no lo pensaron ni le dieron importancia. Me da absolutamente igual el tipo de relación que tuvieran. Chócales la mano.
Vestuarios
El vestuario es el espacio de los jugadores. Los entrenadores, poco pintamos ahí, esa es mi opinión. Cuando el entrenador@ es del género opuesto a su equipo, todo pasa a otra dimensión. Entrar sin avisar, pasar por delante del vestuario aunque la puerta esté cerrada o tener algún tipo de reunión a solas con algún jugador@ en ese espacio, pueden incomodar a los jugador@s. Aquí también incluyo a las entrenadoras de masculino. Creo que todos tenemos la misma responsabilidad. Este año, entrenaré dos equipos femeninos. Haremos las charlas fuera. Cada momento tiene su espacio. ¿Extremo? Quizás. Pero toda revolución empieza con pequeños cambios.
Redes sociales
Tema tabú. He podido hablar del tema con algunas jugadoras que he entrenado (mayores de edad). En algunos casos, me han comentado que entrenadores de equipos rivales, les han comenzado a seguir por Instagram, e incluso les han reaccionado a historias, o hablado por mensaje directo. Puede que no haya ninguna segunda intención en ello, solo seguir los progresos de una jugadora talentosa. Pero también verán sus fotos en la playa, o se enterarán de si tienen o no pareja. Escribirlas o reaccionar a historias ya me parece demasiado. El hecho de mirar el acta de juego, o incluso, aprovechar esos datos públicos para empezar a seguir a una jugadora, entrenadora, auxiliar de mesa o arbitro, me parece repugnante. Los entrenadores no tenemos por qué ver el contenido que comparten en sus redes privadas. Creo que ya tenemos suficiente trabajo. Personalmente, intento no seguir a mis jugadoras (también lo haría con chicos) mientras las estoy entrenando. Cuando acaba la temporada, si alguna me sigue en Instagram, le devuelvo el seguimiento.
Entrenadoras
Lamentablemente, aun hay pocas. Creo que es un tema que no se debe forzar, pero sí apoyar desde una situación de privilegio como la mía. Dicho esto, siempre estaré a favor de que entrene el que esté más capacitado para dirigir, sea del género que sea. El caso es que, en toda mi carrera, recuerdo tres casos, donde sin ninguna intención de hacer daño a nadie, se ha dado esta situación: Entrenadora se acerca a la mesa o al árbitro antes de empezar el partido, y se oye: “¿El entrenador está por aquí?” o alguna frase similar. El hecho de atribuir el concepto entrenador solo al género masculino, ya es una ofensa o una falta de respeto. ¿Tan complicado es cambiar la pregunta a: “Eres la entrenadora?”
Invasiones de espacios
Volviendo al tema Rubiales, que es ir al extremo, hay algunas invasiones de espacio personal que yo mismo he cometido, y que pensando fríamente podría haber evitado. Hablo de abrazos, y descontrol en situaciones de euforia. Creo que debemos mejorar en eso como entrenador@s del sexo opuesto. Evitar los abrazos me alejará de mis jugadoras, o pareceré distante en algún momento, pero yo me quedaré mucho más tranquilo sabiendo que quizás la jugadora no me quiera cerca en aquel momento. Si quieres darme un abrazo, dámelo tú. Si quiero darte un abrazo, porque creo que lo necesitas, pregunto: “¿Puedo darte un abrazo?”. Creo que no es tan complicado de entender.
El feminismo mal entendido
No me siento nada cómodo viendo algunas reacciones a las lamentables imágenes de la final de la Copa del Mundo de futbol, y este es otro de los motivos por los cuales escribo este artículo. He leído más de un tuit, diciendo que las mujeres tienen que ser entrenadas por mujeres, y los hombres por hombres.
¿Por qué debería ser así? Yo me siento muy a gusto entrenando femenino. Mi carácter me hace estar mucho más cómodo entrenando mujeres que hombres, y hago rendir mucho mejor como entrenador a los equipos de chicas. ¿Por qué debería dejar de hacerlo?
En la época de la dictadura española, había segregación. Los niños iban a colegios solo de chicos, y las niñas lo hacían en centros educativos solo para el género femenino. Los hombres eran maestros de chicos, y las mujeres, hacían de profesoras a las niñas. ¿De verdad queremos volver a esto?
Sin ir más lejos, cuando tuve el privilegio de ser Seleccionador de Catalunya en 3x3 femenino absoluto, hubo un tuit de una persona importante en la Federación Catalana diciendo: “¿No hay ninguna mujer capacitada para ponerse en el cargo?” La verdad es que me hizo mucho daño, y lo sigo recordando. Quizás haya una persona más capacitada que yo, pero llevo mucho tiempo entrenando equipos femeninos de 3x3, y han ganado multitud de medallas y competiciones. ¿A caso no estoy capacitado para ocupar este puesto? ¿O solo por ser hombre, mi perfil ya no debe ser estudiado? Feminismo mal entendido. Odio hacia el género masculino.
Conclusión
Este es un artículo de opinión que no quería dejar de compartir, que no quería guardar solo para mí. Si eres entrenador y entrenas chicas, o si eres entrenadora y entrenas chicos, no les incomodes. Haz que confíen en ti, y se sientan cómod@s con tu presencia.
Eres su put@ entrenador@ de baloncesto. Limítate a esto.
Si eres entrenador@ de femenino, apóyales. Haz lo que esté en tu poder para derribar barreras. Empezando por callar los micromachismos en tu grupo de amigos, o plántate ante las cuñadeces soltadas por algún familiar. Sigue porque en tu club, las chicas tengan las mismas condiciones para entrenar que el equipo masculino de su edad, independientemente de su categoría. Todos nos merecemos las mismas oportunidades.
Acaba por no tolerar las desacreditaciones de unas pocas, a las que les horroriza todo lo relacionado con el género opuesto.
Gracias por este artículo, digno de compartir y que se entere todo el mundo que no todos somos como el tal Rubi. Respeto a las personas, respeto al deporte. Los valores se podrán escribir y promulgar que se trabajan, pero lo que realmente hay que hacer es trabajarlos y ponerlos en práctica día a día.
Muy de acuerdo con lo que has comentado en el artículo, Pere. Gracias por compartirlo. 👏👏👏