Cap. 23 - Ikigai
Árbitro, no pites el final, que 2022 se nos va. Último post del año. No hablaré de baloncesto, sino desde el corazón. El título, una palabra que he aprendido este año, y me ha cambiado por completo.
Sugar Man
Sixto Rodríguez era un hombre normal, residente en Detroit, que se ganaba la vida como podía en el mundo de la construcción. En los 70, en una ciudad imperada por el fordismo y la industria del motor, Sixto era una pieza más del tablero.
Su gran afición, la música, le llevó a tocar en bares musicales de poca monta, hasta ser descubierto por un importante productor musical. Sixto tenía buena voz, y tras grabar su primer disco, sus productores le veían talento como para llegar a la altura de los más grandes de la escena musical. No pasó. Sixto grabó tres discos, y tras su poco éxito en ventas, fue despedido por dicha productora, y volvió a trabajar demoliendo edificios.
Lo que no sabía Sixto, ni nadie, es que una de las pocas compradoras de sus discos, se mudó a Sudáfrica para empezar una nueva vida. Allí puso su música, y a la gente le encantó. Las letras lamentándose de su desafortunada vida, y su voz triste, hacían sentirse identificada a una sociedad sumida en plena apartheid.
Sus seguidores sudafricanos, pensaban que Rodríguez, era un cantante famoso en el mundo occidental, a la altura de Bob Dylan, John Lennon o Mick Jagger; y hasta crearon un relato misterioso respecto a la muerte del cantante, llegando a decir que se había pegado fuego encima de un escenario. Mientras tanto, Sixto seguía envejeciendo en su Detroit natal, sin saber que era una estrella de la canción en el otro lado del planeta.
En 1997, a un periodista sudafricano, le dio por investigar la vida del cantante, llamado “Sugar Man” en el país, en honor a su canción más famosa. Las letras de sus canciones, inspiradas en las calles de Detroit, llevaron al redactor a la ciudad del motor. Una vez allí, descubrió que tenía una gran exclusiva entre manos. Sixto Rodríguez no había sido nunca famoso en América, y lo más importante, seguía vivo.
Al salir la noticia en el país africano, se desató la locura, y “Sugar Man” dio una de las giras musicales más emotivas e inesperadas que se recuerdan jamás, con millones de personas cantando a pleno pulmón sus letras, y un país entero viviendo la resurrección de su cantante insignia.
A día de hoy, Sixto sigue con su vida en Detroit. En Sudáfrica, su CD “Cold Fact” superó en ventas la discografía entera de los Beatles, Bob Dylan y Elvis Presley. El premiado documental “Searching for Sugar Man” (2012), cuenta con detalle la historia.
¿Pero qué me estás contando?
Lo sé, se trata de un blog sobre baloncesto, pero ya he hablado de la pelotita naranja en los 22 episodios anteriores… Déjame hablar un poco de sentimientos.
A principios de abril de este año, me sentía perdido en la vida. Había sido esclavo de mis malas decisiones, y no encontraba mi lugar en el mundo. Para ser sincero, creo que si hubiera caído un meteorito y se lo hubiera cargado todo, tampoco me habría importado mucho.
Se acercaba el final de temporada, y tocaba plantearme mi futuro. Me llegaron varias ofertas para entrenar en el extranjero, para dirigir equipos de cantera en Catalunya, o para subir un peldaño mas, y dedicarme al baloncesto a nivel profesional como asistente.
En abril, llevaba bastante tiempo desconectado de Twitter. Llegué a desinstalar la aplicación. Pensaba que no podía ser más tonto. Tenía cerca de 200.000 descargas gratuitas entre mis 6 libros digitales. A 1€ por descarga, iría a los entrenos en un Tesla.
Me refugié en la escritura, y en la creación de tareas, y volvieron las voces desafiantes del pasado en mi cabeza. “Esto ha quedado demasiado bien como para no publicarlo”. “Pero no creo que mucha gente quiera pagar por ello”. Pues nada, el 23 de abril de 2022, día del libro, saqué mi séptimo Drillbook gratuito, dedicado al Juego Reducido.
Se convirtió tras una semana en el más descargado, más que todos los anteriores. Su impacto fue brutal, y la respuesta de la gente, excepcional. Me llegaron comentarios de Argentina, diciendo que mis ejercicios les estaban ayudando a mejorar la metodología de entrenamiento de cantera. En México, un entrenador grabó a sus chicos haciendo uno de mis ejercicios preferidos, y me lo mandó. En Chile, un entrenador me envió una foto con todos los Drillbooks impresos en su estantería. El Drillbook de juego reducido, según las estadísticas de Bit.ly, había llegado a 114 países.
En mi cabeza era Sixto Rodríguez. Alguien con un día a día cíclico, sin muchas expectativas más que intercambiar oxígeno por dióxido de carbono. En mi casa, era una persona normal, un entrenador decente. En Twitter, lejos de la realidad, había gente me veía como una referencia.
Ikigai
La cultura japonesa, suele ser un buen refugio en momentos de descontrol emocional. En mi caso, leyendo, descubrí el término “Ikigai”. La palabra no tiene traducción literal, pero por aproximación podría ser la razón de ser o de vivir.
Ikigai, sería la razón por la cual te levantas cada mañana. Tu propósito. Yo no lo tenía nada claro, supongo que como a mucha gente de mi alrededor.
Hay individuos que siguen su pasión, pero se desaniman al no ver completados sus sueños, o tras encontrarse con demasiadas piedras en el camino. Otros hacen cosas que no les gustan solo para ganar dinero. Hay incluso gente que trabaja en aquello que les apasiona, que incluso se les da bien y les da dinero, pero sienten que no aportan nada al resto de mortales, y que no son trascendentes en el mundo. Todos ellos se sienten vacíos. Personalmente, durante este 2022 he llegado a pensar en las tres, y sé que muchos que lean estas líneas, se sentirán identificados en alguno de los anteriores.
Buscar el propio Ikigai, es una tarea realmente complicada, ya que nadie nos ha preparado para ello, y solo encontramos su respuesta mediante la introspección, nuestras vivencias, pensamientos, creencias y voluntades.
Ikigai es la intersección entre estos cuatro ejes:
Aquello en lo que eres buen@
Aquello que te gusta hacer
Aquello que el mundo necesita
Aquello por lo que te pueden pagar
El Ikigai se conforma por un delicado equilibrio entre todas esas partes, y sirve como brújula para tomar decisiones. Cuando está alineado, tienes muy claro hacia donde ir.
Tras encontrarme con la dinámica Ikigai, juntándolo con el éxito del Drillbook 7, tuve muy claro cuál debía ser mi enfoque vital. Ser entrenador de cantera en baloncesto, alejarme del profesionalismo y bajar al barro para educar a los más pequeños. Al mismo tiempo, compartir de forma altruista mi visión del baloncesto, para ayudar a los entrenador@s que quieren mejorar.
Termino el 2022 más feliz que nunca. He vuelto al club de mi vida, donde los entrenador@s son mis amigos, y los niños los vecinos de mi pueblo. En abril pensaba que necesitaba irme lejos del mundo, y resulta que he encontrado la felicidad a 100m. de mi casa. Me propuse llegar al profesionalismo, porque pensaba que solo allí se podía competir y ser respetado. Ahora creo que puedo serlo sin necesidad de hacer kilómetros, porque ni el color de una camiseta, ni la forma de un escudo, me hace mejor ni peor que nadie.
Agradecimientos
A todos los que leéis mis publicaciones, me escribís en Twitter, y me saludáis por las pistas, GRACIAS por ayudarme a encontrar mi IKIGAI! No sabéis lo contento que estoy de que valoréis mi trabajo, y lo que me habéis ayudado a valorarme a mí mismo.
Por un 2023 lleno de salud, baloncesto y buen rollo!